20 febrero, 2008

Eppur si muove


Tal dia como el sábado pasado, nació Galileo Galilei, un "martir" de la ciencia.

1609, Italia, Galileo ya habia publicado algunos trabajos, aclamado y respetado, recibe un aparato de ampliación. Fascinado, lo estudió y diseñó el primer telescopio. Un aparato de dos metros con dos lentes, una cóncava y una convexa, no es una gran ampliación, pero el invento ya está hecho. Con ello recibió dinero para seguir investigando y conseguir un telescopio cada vez mas potente.


Venecia, septiembre de 1610, Galileo está mirando el firmamento, ese firmamento estático y hierático, ese inamobible que pregonaban los antiguos y que la iglesia reafirmava. Está viendo la luna, tiene cráteres!, cañones!!, superficies deserticas!!! y... la luna es redonda!!!! Enfoca hacia Venus, redondo también, Saturno tiene anillos!!, Júpiter tiene satélites!!!, Galileo estaba explorando un territorio virgen, donde el hombre nunca habia podido mirar mas allá de lo que la vista le permitía. Pero sobretodo, habia descubierto que todos esos planetas, se movian en torno al sol:


"El mensajero sideral" sale a la luz, es su libro donde cuenta todo, la teoría heliocentrista revienta la tierra como centro del universo.


1610; quien receló? La iglesia! En 1616, se le hace una acusación formal, la cual se saldó con una reprimenda y la obligación de dejar de investigar... pero pedirle esto a Galileo, era en vano. Siguió experimentando. Hasta que en 1633, la acusación vino de los todopoderosos jesuitas, los intelectuales de la iglesia, los listos, los que no aceptaban las irrefutables teorias y los descubrimientos de Galileo. A final de Julio de 1633 obligaron a Galileo a que se retractase de lo dicho y lo publicado. Para evitar males mayores accedió, lo mas doloroso de su vida. Y es aquí donde la historia se torna leyenda. Dicen que justo en el momento despues de renunciar a sus creencias y sus convicciones científicas, para evitar la tortura y la muerte a manos de la inquisición, murmuró entre dientes Eppur si muove (Y sin embargo se mueve).


Cualquier científico debería tener grabada esta frase a fuego, pero sobretodo cualquier religioso que aprecie la raza humana. En nombre de la religión se han hecho grandes barbaridades. Pero sobretodo, se han negado y siguen negando grandes verdades que la ciencia nos va descubriendo. Primero fue Galileo, pero le siguió Darwin, cuyas teorias todavía no son ni siquiera consideradas por la Iglesia.


En 1979, Juan Pablo II decidió abrir una comisión que restituyese a Galileo Galilei el honor perdido. Finalmente, el 31 de octubre de 1998 la iglesia pidió perdon. Tuvieron que pasar 350 años para ello.


Segun los estudios, hay 2000 millones de Cristianos en el mundo. Me parece una verguenza que se les quiera seguir engañando con cosas como esta. Y yo me pregunto; para que queremos una religión que se ha basado en tantas mentiras a lo largo de la historia?
Otro dia, evangelios apócrifos. La otra gran mentira

No hay comentarios: