22 noviembre, 2007

Atenas I, primera impresión


Tras el madrugón al que obligan ciertos low cost flights, llegamos a Atenas a las 10.30 de la mañana (hora local), bastante pronto para aprovechar el día. El aeropuerto: bien, muy bien, dicen que es de los 5 mejores de toda Europa... y es que unos Juegos Olímpicos dan para mucho. Tras media hora en bus para un recorrido de 40km (muy correcto), 5 minutos en metro (que mas que tal, parece un museo subterráneo, pulcro y puntual) y 5 minutos a pié, llegamos al hotel. El hotel Aristóteles, de dos estrellas, pero que en nuestro país tendría la categoría de pensión. Todo bajo mano, en negro, vamos, que le pedí factura al tipo de recepción y me puso cara de: venga tío, con este precio no vamos a andar con facturas! Para que discutir, la verdad, es que el hotel no era de dos estrellas, pero el precio tampoco.
Tras descargar maletas salimos a dar una vuelta hasta la Acrópolis, el auténtico centro turístico del país. En el camino me pude dar cuenta como hay montones de inmigrantes, albanos en su mayoría, y se quedan en las esquinas charlando o en los cafés tomando un ídem durante largas horas (mas de uno seguía allí tras nuestro paseo de 6 horas, comprobado). Con la idea de los griegos que me traía de aquí, los empecé confundiendo, luego todo fue aclarado por la cicerone que nos "suministró" Jordi, y que tan bien se portó: Son inmigrantes, albanos, en su mayoría, algún armenio, algún rumano, pero no dan excesivos problemas y pese a que para el foráneo, la sensación de inseguridad aumenta un tanto, no hay nada que temer.

Otro shock importante fue el paseo por el mercado de la carne y el pescado. Nos adentramos en esa marabunta, donde la carne cuelga de insalubres palos y los dependientes te cortan el bistec con el cigarro en la boca, todo ello mientras el del puesto de enfrente da voces como si alguien le oprimiera los bajos exaltando la calidad de su carne. El que no corta carne ni grita se dedica a piropear a las mujeres que pasan por su lado. Toda una experiencia.

Hablando de mujeres, las atenienses, pese a pasarse el día comiendo como sus compatriotas macho, tienen unos cuerpos sorprendentemente potentes. Si si, se pasan el día comiendo, restaurantes y souvlakis abiertos de 12pm a 2am y siempre con gente dentro, puestos ambulantes de "roscos" sirviendo permanentemente, cafés a tope durante todo el día. I aun así no hay casi obesidad, algo que me tiene bastante intrigado.
En resumen: primera impresión: inmigración y trapicheos como en España, gente a la que le gusta el llantar como en España, buenas infraestructuras: como en..... ????

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